Indhira Suero
Domingo Polanco Arias, conocido en el barrio como Minguín, soñó desde pequeño con tocar la flauta en la Sinfónica Nacional. 
Lamentablemente, queridos negritos, un niño recogedor de basura del callejón La Rabia, en el barrio Pekín, de Elías Piña tiene pocas posibilidades de alcanzar sus sueños y muchas veces estos quedan en el cajón del olvido, en lo que “nunca fue”, en lo que “me pasó por ser pobre, negro y feo”, en lo que fuera diferente si “hubiera vivido en una Torre en la Capital”.

 Pero Dios no abandona a sus hijos (al menos eso dicen las rezadoras) y grande fue la sorpresa de nuestro querido Minguín cuando escarbando en la basura encontró una flauta nuevecita de paquete (botada en el zafacón el día de Reyes, por un niño que, a diferencia de Minguín, soñaba con un playstation). 

 ¡Ay negritos, qué emoción recorrió el corazón de nuestro pobre niño, acostumbrado al maltrato, al dolor y a la desesperanza! A partir de ese momento, la flauta y Minguín se volvieron inseparables: la tocaba cada mañana, antes de salir al vertedero; y luego, sobre una gran montaña de basura, entonaba las mejores notas que haya escuchado cualquier “buzo” de la zona. 

Su talento motivó a los periodistas a hacer reportajes basados en “Minguín, la esperanza de los buzos”  y por un momento las ayudas corrían y los políticos le prometían comprarle una nueva flauta; ponerlo en un curso en Bellas Artes; llevarlo con toda su familia a la Capital; sacarlo de la pobreza; convertirlo en el próximo Paul Taffanel del mundo… y prometían,  y prometían, y prometían, y las ofertas casi ahogan a nuestro Minguín,  que se quedó esperando todas las maravillas que le prometían, aunque luego fue sustituido por “Toñito, el niño de las Cañitas que con tres  años de edad contaba hasta 1,000 y que decía que cuando fuera grande quería ser Presidente”… 

Y así, los periodistas y los políticos olvidaron las dulces melodías de Minguín,  quien ahora es todo un hombre, que sobre una enorme montaña de basura, todavía toca su querida flauta a la gente de siempre. 

Texto original: http://www.listindiario.com.do/ventana/2013/9/13/292080/print