Entre aros

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Bartolito está parapléjico. Ya sus piernas no le responden, ya no puede aspirar a ser “el mejor basquetbolista de la NBA, el grande, el rápido Bartolo Soriano”. Todo quedó tronchado luego de que nuestro Bartolito tomara la decisión de atracar, en lo que los americanos se decidieran a firmarlo.

Ya Bartolito no podrá jugar, no podrá encestar la pelota, ni usar el uniforme de las grandes ligas, ni ir a cenas con Alfred Horford o decir que es compadre de Mickael Jordan y que todos los domingos se visitan y los muchachos juegan.

Se le fueron los sueños por la acera a Bartolito, los cambió por una cartera con 150 pesos (propiedad del raso Juan Rosa, que se dirigía en el momento que abordó el vehículo que manejaba Bartolito, al Darío Contreras  a ver a su hijo que estaba en coma por una bala que por “accidente” disparó el General de la Policía Nacional cuyo nombre se omite por razones de dinero, amiguismo, subida en el palo, etc., etc., etc.)

Lo único que no sabí a el ahora parapléjico era que el “atracado” llevaba un arma calibre 9 mm que le disparó cinco veces (en la pierna, codo del brazo derecho, punta de la oreja izquierda, espalda y un tiro de gracia en el mismito centro de la columna vertebral) y que lo dejaría para siempre “tullido” en una cama, bajo el cuidado de su madre doña Zula Perdomo, que angustiada baña y da de comer a su ‘muchacho’ que por andar de “loco” en las calles echó a perder su futuro.

Ahora Doña Zula llora, se lamenta porque su hijo era la salvación de la familia que quedó desamparada después que murió el “don” de una depresión a raíz que no le dieron los ahorros de su pensión de toda la vida de trabajo en una oficina del Estado.

Se cuenta que después de que le dieron la noticia, el don se puso medio loco y amenazaba en la calle con desenterrar al excelentísimo Rafael Leónidas Trujillo para que pusiera en cintura a todos los “ladrones del gobierno que le robaron sus chelitos que a base de mucho esfuerzo, hambre y mala noche consiguió”.

!Ay, ay, ay ! se lamenta Doña Zula, calladita en el baño para que su Bartolito no se dé cuenta de que ella está llorando, de que está sufriendo, de que cada vez que lo ve tirado en la cama y piensa en el uniforme de basquetbol colgado en una percha de alambre en la ventana, se le desgarra el corazón.

Ay Bartolito ¿porque lo hiciste? Ya no podrás ir a la cancha de basket, ya no saldrás en la primera plana de los periódicos como lo ibas a hacer cuando ganaras tu primera medalla en la selección nacional y salieras en una foto a todo color con tus compañeros de fondo y tú con el trofeo y Doña Zula abrazándote y con lagrimas de felicidad que estarían ahí claras para demostrar el orgullo de una madre a toda la población que comprara ese día el periódico para verte triunfar y celebrar, Bartolito, para verte en la gloria como los grandes.

Texto original en: http://www.listin.com.do/ventana/2011/10/14/207237/print