Música

Constanzo Guerra Marte, conocido como Constancito en el campo La Yagüiza Abajo de San Francisco de Macorís, pasa sus días cosechando lo que su tierra produce.

El cultivo de  cacao y café alimenta su barriga y su alma. Este hombre de  “la tierra”, acostumbrado a trabajar con el sonido de los pajaritos, a ensuciarse las manos con barro y a beber leche de vaca, fresquecita, tiene uno de los corazones más puros de la nación. 

Puede que algunos vean a nuestro querido Constancito como un “campesino ignorante” o como “un bobote”, pero esos que le critican no imaginan que gracias a muchos como él se alimentan todos los días.

Además de las peleas de gallo, nuestro protagonista se entretiene con los merengues de Tatico Henríquez.  El solo escuchar Las siete pasadas, el Telefonema o Mamajuana hace que Constancito agarre el machete con gusto y cante a todo pulmón. 

Pues resulta, queridos negritos, que un día Constancito tuvo que viajar a la Capital. Para ser honestos nuestro héroe no estaba muy contento con la idea, pero según sus palabras: “trabajo e’ trabajo y uno no sabe lo que pueda encontrai”. Con su inseparable machete (la gente de la Capitai andan loca) y una higuera con 20 huevos de gallina criolla (para uno de sus hermanos) llegó a la gran ciudad y lo encontró no le hizo ninguna gracia. 

Para empezar una guagua pública lo llevó a Pantoja, a pesar que Constancito le había dicho que iba para Cristo Rey.  El autobús, que alcanzó una velocidad más rápida que la de la luz, iba con una música altísima que en la que una chica preguntaba de manera insistente: ¿Papi, te gutan la’ chapas qué vibran? Cuando nuestro héroe le reclamó al chófer éste le contestó con tremenda malapalabra (una que incluía en una oración a su madre y a su madrina). El cobrador lo sacó de la guagua como si fuera un perro y al tratar de aterrizar en sitio seguro se le cayeron todos los huevos de gallina criolla. 

A pesar de lograr caer en la acera, un motorista (que por alguna razón extraña iba manejando encima de esta) chocó a nuestro Constancito, que tuvo que ser trasladado al Darío Contreras, con un brazo roto y un tobillo dislocado. Todavía, se pregunta a dónde fue a parar su machete y porqué la jovencita de la radio quería saber sobre las tales “chapas que vibran”. 

Texto original: Música