Un bohío para la historia

ALGUNAS DE ESTAS VIVIENDAS TÍPICAS SE ENCUENTRAN UBICADAS EN LOCALIDADES COMO VILLA SOMBRERO, EL LLANO Y BOCA CANASTA, EN LA PROVINCIA PERAVIA 

Indhira Suero
 Baní

Al contraer matrimonio Gregorio Medina Peña (Goyo) y Gregoria Peña Medina (Fidola) no imaginaban que la casa que tanto amaron sería considerada como una de las mejores muestras de arquitectura vernácula dominicana. Con amor y cuidado construyeron un espacio en el que podrían criar a los hijos que nacieran, y luego, a los nietos, biznietos y tataranietos. Después de un siglo, Junior Andújar, descendiente de cuarta generación, asegura que el bohío ha resistido mucho y que alcanza los 105 años.

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En peligro de extinción: En la actualidad quedan muy pocos ejemplos de esta tipología arquitectónica en la ciudad de Baní , con el pasar de los años las muestras de las comunidades rurales se han sustituido por viviendas más modernas.


Recordar es vivir
En “Historia de los asentamientos humanos y la arquitectura en el Valle de Baní” del arquitecto Ismael Díaz Melo, director del Centro Cultural Perelló expresa que la arquitectura vernácula es aquella propia de un pueblo, una región o un país. Aunque no se puede afirmar que este tipo de edificación sea exclusiva de Baní.

“Esta tipología de arquitectura es la más típica de todas. Las evidencias históricas indican que la presencia de esta forma de vivienda data de los tiempos coloniales, varios años antes de la fundación de la Villa de Baní”, afirma Díaz Melo.

La pareja de esposos no sabía que al construir su casa, mezclaban elementos de dos culturas: la indígena y la española. En la “Historia de los asentamientos humanos y la arquitectura en el Valle de Baní”, se destaca que esta vivienda surge de la mezcla del bohío indígena y de las formas traídas por los  primeros conquistadores españoles.

Los indígenas construían sus bohíos a partir de una planta circular o cuadrada y hundían postes en el suelo que unían  por medio de “bejucos” o lianas a los travesaños del techo. De su parte, los españoles enterraban postes o estacas según el tamaño de la vivienda, a los que clavaban las tablas de maderas. El techo podía ser de canas o tejas.

Estructura de una joya
Díaz Melo describe con detalle la estructura de los bohíos. De acuerdo al arquitecto, esta vivienda posee tres núcleos separados entre sí. “El primero tiene una sala, a ambos lados de la cual hay sendos aposentos. En la mayoría, después de la sala, hay pequeños pasamanos y un comedor a cuyos lados pueden haber habitaciones. En el segundo cuerpo está la cocina y el sitio de guardar los utensilios de labranza; el otro recinto es la letrina, ubicada de forma que la brisa no traiga hasta la casa los olores desagradables”, destaca Melo.

Este tipo de bohío, que se construyó en Baní hasta los años 50, representa para Díaz Melo una respuesta a las condiciones climáticas de la región de Peravia, debido a la orientación norte-sur, ideal para aprovechar las brisas, diurnas y nocturnas. Un aspecto a destacar del bohío típico lo constituye su terminación. Los resquicios entre las tablas se llenaban con “boñiga” y en el interior se pintaba con cal, un elemento que protege la madera del comején y aleja los insectos. Gracias a estas técnicas, la longevidad de estas casas es relevante y algunas alcanzan más de un siglo.

“Estas viviendas eran tan solidas que podían ser trasladadas de un lugar a otro sin que su estructura sufriera daños irreparables. No era raro ver a uno de estos bohíos ser desplazado por completo por una brigada de hombres”, expresa Díaz Melo.

Otra de las nietas de Goyo Medina, Milagros Medina, recuerda un alto voltaje que ocurrió en el 2010 y que estuvo a punto de quemar la vivienda. “La casa no se quemó, cuando llegaron los de la luz se pusieron las manos en la cabeza al ver que el bohío estaba entero, eso es algo divino”, expresa Medina.

Esta edificación refleja la destreza de un pueblo al momento de construir debido a que “se adapta al clima; usa con racionalidad los materiales del entorno; responde a las necesidades de los usuarios; es higiénica, duradera y económica”.

Sobre el futuro de la vivienda, sus dueños aseguran que no correrá la suerte de otros bohíos. “Es una reliquia y no queremos destruirla. Es uno de los que está más entero, ya ute’ sabe”, manifiesta Sandra Medina, nieta de “Goyo” y “Fidola”. 


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Tradición: Junior Andújar, Milagros Medina y Sandra Medina mantienen el legado de Goyo Medina, que consideran un tesoro.

RIQUEZAS AUTÓCTONAS DE LA POBLACIÓN
Además de los típicos “bohíos” existen otros ejemplos de arquitectura vernácula en Baní.

Casa de madera con techo a dos aguas: conocida con el nombre de “bohío cubano” o “casa de clavó”. Este tipo de vivienda ha sustituido al bohío de las tablas de palma. Según el folclorista Fradique Lizardo, estas constituyen el grueso de las casas de clase media de las pequeñas ciudades y son las grandes residencias de los pequeños pueblos. Es la más abundante de la arquitectura típica local.

Casa de madera con techo de zinc o tejas a cuatro aguas: viviendas de forma cuadrada, edificadas hasta los años veinte por banilejos adinerados. Algunas de sus características son el techo a la francesa, cubierto de zinc o tejas. Entre los ejemplares más destacados se encuentra el de la casa de la familia Castillo, ubicada en la calle Máximo Gómez esquina Nuestra Señora de Regla.

Casa de tejamaní: Aunque es inexistente en la ciudad es otro ejemplo de arquitectura típica banileja. De acuerdo a Díaz Melo, el tejamaní es de herencia africana y es muy común en la región sur del país. Estas casas son muy humildes y pequeñas.

Texto original: http://www.listin.com.do/ventana/2011/9/9/202956/Un-bohio-para-la-historia